El cambio personal en un momento crítico de la vida de San Ignacio vale hoy como guía para un mundo que tantea su sentido en el arranque impactante del siglo XXI. El Año Ignaciano así lo cree. Propone volver a la historia de aquella transformación, porque en ella se hizo del cambio una espiritualidad para la renovación del mundo. Cada tiempo está llamado a su propia conversión y necesita descubrirla.
Nuestra universidad se suma a ese intento y nos invita a internarnos juntos en este Año Ignaciano.