Un total de más de 65 millones de personas en el mundo, de las que el 50% están en África y casi la mitad son niños, niñas y adolescentes menores de 18 años se ven forzadas a abandonar su hogar por situaciones que ponen en peligro su vida o su libertad.
Además Europa está viviendo la mayor llegada de refugiados desde la II guerra mundial, la mayoría provenientes de la guerra en Siria, que huyen del hambre, la pobreza y la desigualdad.

Las mujeres sufren discriminaciones por ser refugiadas, indígenas, analfabetas... y además mujeres. Ellas representan el 60% de las personas más pobres a nivel mundial. Las dos terceras partes de las personas analfabetas siguen siendo mujeres.

La mayoría de las mujeres son relegadas a formas de empleo vulnerable y están obligadas a una triple jornada laboral: la de fuera de casa, la del hogar y la del cuidado de las personas.

Según datos de la Unesco, hay 758 millones de personas en el mundo que no saben leer ni escribir. Dos tercios de esta cifra son mujeres y 115 millones son jóvenes que tienen entre 15 y 24 años.

A pesar de que la educación es un derecho universal, 124 millones de niñas y niños de entre 6 y 14 años están fuera de la escuela y 250 millones de niños y niñas aunque sí tienen acceso a la escuela, salen sin los conocimientos básicos suficientes.

En una de las frases a recordar de la Encíclica Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común, el Papa Francico afirma que “no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socioambiental” que sobre todo afecta a personas en situación de exclusión y vulnerabilidad y al medio ambiente. Por ello, es necesario cambiar los procesos de producción y de consumo para detener el uso compulsivo y creciente de los recursos limitados de nuestro planeta.